Admito que ya había empezado a perder la esperanza de que los smartwatch Android fuesen a mejorar alguna vez. Hasta hace poco, el mercado estaba fragmentado y era tal el desastre que parecía imposible que ninguna empresa fuese capaz de solventarlo. Durante estos años, los relojes inteligentes de Samsung tendían a ser los mejores, pero sus relojes, que funcionaban con su propio sistema operativo Tizen, también obligaban a todos aquellos sin un smartphone Samsung a hacer ciertas concesiones sin una alternativa decente.

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